martes, 17 de febrero de 2015

Protección en oración: Para renovar fuerzas


Padre de todos los hombres,
que nos amas así como somos,
que respetas nuestra libertad y proyectos,
que conoces a cada uno de nosotros
por nuestro nombre y apellido,
que con paciencia infinita
pasas por encima de nuestras debilidades,
de nuestras dudas e ingratitudes,
y siempre nos estás esperando
con los brazos abiertos de la misma forma
que el padre del evangelio esperaba
al hijo pródigo.
En los momentos de debilidad y de crisis,
en los días buenos como en los malos,
no olvides dirigir tu mirada hacia mí,
porque entonces sólo Tú darás valor a mi vida.
Con
tu ayuda no habrá montaña
que no podré escalar,
ni desierto que no podré atravesar,
ni llanura que se pierda en el horizonte.
En tu nombre sabré superar dificultades,
cumplir con los cometidos propuestos,
sentir que mi vida este bien protegido
y que al final habrá merecido la pena
vivir a tu lado.

Amén.


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