Protección para las familias:
Quédate con nosotros, señor, acompáñanos aunque no
siempre hayamos sabido reconocerte, porque en torno a nosotros se van haciendo
más densas las sombras, y tú eres a luz.
Quédate en nuestras familias, ilumínalas en sus
dudas, sostenlas en sus dificultades consuélalas en sus sufrimientos y en la
fatiga de cada día, tú que eres la vida, quédate en nuestros hogares, para que
sigan siendo nidos donde nazca la vida humana abundante y generosamente, donde
se acoja, se ame, se respete la vida desde su concepción hasta su término
natural.
Quédate con nuestros niños y jóvenes, protégelos de
los que atentan contra su inocencia y esperanzas. Quédate con nuestros ancianos
y con nuestros enfermos. Fortalécenos en la fe.
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