Esta frase es muy cierta, si no
tenemos conectados con nuestro interior, ese sitio donde esta Dios dentro de nosotros, seguramente hay un
desequilibrio.
La mente calmada, el cuerpo
flexible y la espiritualidad a flor de piel, es la felicidad, ese balance lo
llena todo.
Yo he logrado cambiar mi vida,
gracias a estas tres cosas, en el Yoga como disciplina flexibiliza mi cuerpo y
así mi forma de pensar, la iglesia católica me ha enseñado a establecer un lazo
más directo con Dios y así se calma mi
mente.
Todo lo que pasa en nuestras
vidas se hace más llevadero si estas en equilibrio, tienes oportunidades de ver las soluciones, o por lo
menos verlo desde otra perspectiva.
Redacción Annabell Jiménez
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